Durante siglos las estrellas y ciertas marcas naturales visibles en la costa sirvieron como únicas ayudas a los navegantes. Con la construcción de los primeros faros, ya desde la Antigüedad arrancaron los intentos por establecer sistemas de señales luminosas, visuales y acústicas, hasta desembocar en las más modernas radioeléctricas y digitales.
Los faros son la evidencia más reconocible de unas ayudas a la navegación tan imprescindibles como inseparables del paisaje costero. Esta exposición pone en contexto piezas técnicas e históricas propiedad de Puertos del Estado, convertidas hoy, junto a los hombres y mujeres que las accionaban y controlaban, en una singular faceta de nuestro patrimonio cultural.