Berrogüetto, una luz que no se apaga. Concierto de despedida
Os berros cierran su historial con cinco conciertos únicos y, en todos los sentidos del termino, definitivos; cinco ocasiones postreras para apreciar las esplendorosas dimensiones de esta insólita arquitectura emocional. Cinco invitaciones a la fascinación y al disfrute, a la sonrisa y al latido acelerado, por más que alguno, arriba y abajo del escenario, quizás luche por reprimir esa lágrima traicionera. Será un recorrido cronológico inverso, desde el final luminoso del faro hasta el refulgir de aquellos orígenes en las madrugadas palpitantes del Café Dublín. Será, explican ellos, un viaje de retorno a Ítaca, a esa verde tierra soñada de la que se convirtieron en musicales embajadores. Y contarán para eso con polizones de excepción, todos cuántos en algún momento habitaron el Planeta Berrogüetto: el gaitero Fernando Pérez, tan relevante en los inicios; el primer violinista de la banda, Paco Juncal; las cantareiras que participaron en la grabación de aquel seminal Navicularia, después integrantes de Anubía. Y por supuesto la carismática Guadi Galego, que asumió las responsabilidades vocales en tres de los cinco trabajos discográficos del septeto.
Quizás acabará escapandose alguna lágrima, abofé, pero podremos aplicar la enseñanza que transmitía a vieja canción: hay una luz que nunca se apagará.