El Samaín en Galicia es una festividad con profundas raíces celtas que ha sido recuperada en los últimos años. En la Galicia celta, Samaín (también conocido como Samhain en otras culturas celtas) marcaba el final de la temporada de cosechas y el comienzo del invierno, una época asociada a la muerte y al reino de los espíritus. Se creía que durante esta noche, los muertos podían visitar el mundo de los vivos.
Con el tiempo, esta tradición se fusionó con otras celebraciones como el Día de Todos los Santos y, en el mundo anglosajón, dio origen a Halloween.
En las aldeas gallegas, la tradición consistía en tallar calabazas, conocidas como "calacús" o "calaveras", para iluminar y proteger los hogares de los espíritus errantes. Además, las familias dejaban ofrendas de comida para los difuntos. Con el tiempo, estas costumbres se fueron perdiendo debido a la influencia del cristianismo, que transformó la celebración en el Día de Todos los Santos.
En las últimas décadas, el Samaín ha sido revitalizado como una fiesta cultural en Galicia, rescatando sus tradiciones originales. Hoy en día, muchas localidades gallegas celebran el Samaín con desfiles, fiestas, concursos de calabazas y actividades vinculadas al mundo sobrenatural, en un esfuerzo por mantener viva esta herencia celta. Aunque comparte similitudes con Halloween, el Samaín gallego tiene una identidad propia ligada a su historia y folclore.