Los exiliados irlandeses, durante el reinado de Isabel I de Inglaterra, constituyeron en diversos países europeos sus propias comunidades para formar a los futuros sacerdotes de Irlanda.
El segundo de los cinco colegios abiertos en España fue el de Santiago de Compostela. En 1770, desaparece a raíz de la expulsión de los jesuítas determinada por Carlos III. Sobre las ruinas del colegio se contruyó el Pazo de Ramirás.