Reuniones tan felices y oportunas como ésta se cuentan con los dedos de una mano. Su artífice es Fernando Trueba, productor y de algún modo también responsable de la elección de un repertorio en el que convergen como aguas de la misma naturaleza la sofisticación armónica de Jobim, la melancolía de Michel Legrand, Henri Mancini, John Lewis… además de originales y arreglos de ambos intérpretes.
Trueba se empeñó en cruzar sus caminos, pero quizá hayan sido dos espíritus -los de Bill Evans y Paco de Lucía- los que hayan barajado las cartas del destino para que este proyecto viese la luz. El disco de presentación se grababa precisamente un mes antes del fallecimiento del grande de Algeciras, bajo cuya sombra creció musicalmente el Niño Josele.
La importantísima veta abierta por aquel para que la guitarra flamenca pudiese respirar jazz es fundamental para que hoy nos parezca del todo natural que Josele descubriese en Bill Evans su puerta de entrada para la inspiración jazzística o que Chano, habiendo llegado al jazz después de sus inicios con el rock sinfónico liderando Cai, recuperase para su lenguaje todo el sentimiento flamenco inculcado por su padre. Estas líneas no son suficientes para enumerar los méritos y trayectorias de ambos, pero sí para recordarte que los grandes, juntos, todavía son más grandes.
Chano Domínguez – piano
Niño Josele – guitarra