Concierto Marwan en Vigo
Marwan no es sólo un cantautor, no es sólo un artista. Marwan es un amigo para todos aquellos que le escuchamos y sentimos. Porque su karma vuela más allá de lo estrictamente creativo, de lo mostrado o lo expresado.
Su persona y su personaje viajan de la mano, creando vínculos irrompibles con quienes entendemos lo que canta. Pocos como él saben unir corazones en una sola ceremonia de humanidad, amor y libertad. Y lo hace mientras sonríe. De hecho, Marwan, sonríe casi siempre. Incluso cuando llora el desamor o le duelen los latigazos vitales.
Su sonrisa apasionada es contagiosa y nos convierte en importantes ciudadanos de su mundo interior.
Porque dentro de Marwan habita una ciudad.
Sus arterias son las vías del metro madrileño, donde dos personas se miran con contenido deseo. Sus pulmones son esos parques donde el amor otoñal florece sin remedio. Su corazón es el latido de millones de voces que gritan queriendo vivir más allá de la esclavitud horaria. Su cerebro es un laberinto de calles que van desde Aluche a Malasaña, esas calles donde Marwan ha besado, ha recitado o se ha escondido en un callejón para amar desesperadamente.
Por ello, en éste nuevo trabajo, nos invita a todos sus amigos a un nuevo viaje maravilloso a través de sus paisajes interiores. Así, juntos, podremos ser los tontos que dejan a medias el porvenir, destrozando a la primavera pero al mismo tiempo intentando arreglar sus trozos con precisa dedicación.
Juntos cometiendo errores y tropezando con las líneas de nuestras propias manos y, a pesar de ello, aprendiendo a seguir corriendo por el camino de los que no saben mentir, aunque sea en dirección prohibida, buscando una piel para abrazarla, sufriendo al despedirnos de otra.
Marwan nos enseña como mete deseos en un cajón, mientras nos lleva a los bares donde se encuentra lo destruido y se pierde lo construido.
Él nos enseña que la vida cuesta, entre foto-matones, trenes y bombas que no se saben desactivar. También nos enseña el mundo, con sus muros, sus calles despistadas y los lugares sin luz ni playas, donde estallan las bocas de los que quieren ser felices.
Si subes al barco de Marwan y sueltas el timón, te espera un gran viaje entre sus paisajes.
Porque Marwan es un precursor, que a través de la naturalidad y el talento se ha abierto camino conquistando cimas inalcanzables para aquellos artistas que pretenden llegar al gran público, presos del postureo y la artificialidad.
Él es un druida de nuestros tiempos, porque usa los mismos ingredientes que otros poseen para sus pócimas, pero él los mezcla con una habilidad única. Por eso, si te atreves a mirar por sus ojos el mundo, pintará colores que no sabías que existían.
Gracias, Marwan, por tratar a tus seguidores como cómplices y a tus cómplices como hermanos. Gracias por no salir a un escenario a simplemente hacerte escuchar, si no a buscar un diálogo que convierte cada concierto en un hogar, en una terapia, en una cita con miles de personas subidas al escenario junto a ti, cantando, sonriendo y celebrando los fracasos y victorias de la vida.