Noticias de Hoy
Biblia Sagrada Pieza del Mes en Ourense
Localidad: Ourense
Fecha: 06/04/2015 a 06/05/2015
Horario: 01:00 a 01:00

Pieza del mes en el Museo Arqueológico de Ourense: Biblia Sacra

Pieza del mes en el Museo Arqueológico de Ourense: Biblia Sacra.

La palabra Biblia, proviene del griego βιβλίων, en honor a la ciudad fenicia, que significa libro, que como veremos, va a corresponder a la realidad. Además, y esto es muy importante, el valor de una obra literaria, (sobre todo en el mundo globalizado y plurilingüe en el que vivimos), corresponde a su número de traducciones, y este libro es la obra que más veces se ha traducido. Ha habido otras múltiples razones: como libro de historia, de oración, libro de literaria y poesía, de meditación, etc...; es decir, muchas caras para un sólo libro. Eso sí, lo denominaríamos un volumen facticio, una encuadernación por fuera, con varios títulos por dentro. La importancia de la traducción de la Biblia, en concreto, al griego es enorme, pues será el trasvase de una lengua semítica a una indoeuropea, y esta primera es la Biblia del judaísmo helenístico y más tarde del cristianismo naciente. Fue en Alejandría, y en su museo (μουσειόν), del que formaba parte la biblioteca, donde se traducirá por un grupo de filólogos, literatos, escribas, etc... la que se denominará de los LXX, o Septuaginta, cuyo texto se publicará por primera vez en el postincunable Políglota Complutense (con textos, en la parte superior en latín, de la Vulgata, en griego, de los LXX, con traducción interlineal latina, y los de hebreo y arameo, en la parte inferior, con el Targum de Onqelos, traducido al hebreo), y con impresiones en papel y en pergamino. Llevada a cabo por el cardenal Cisneros, entre 1514 y 1517, con equipo de especialistas en lenguas orientales e impresores con tipografías para las mismas. Además hubo que recopilar en Sicilia y Grecia manuscritos latinos y griegos para poder hacer la edición y estudio de la misma.

En la Antigüedad, y según la tradición del judaísmo rabínico (s. I. d. C.), fue el profeta Esdras, el que al regreso de los judíos a Jerusalén, comprobó que la biblioteca del Antiguo Testamento había sido destruida por los caldeos, y él, según cuenta S. Isidoro, “lo organizó todo en veintidós libros”. Estamos ante un libro de Historia, y que nos habla de la fe de todo un pueblo, tantas veces traducido, como interpretado y más destruido. Pero, y pese a todo, más de 3000 años, el Libro lo tenemos entre nosotros. El soporte, primero fue en rollos de papiro, en los cuales en un rollo había la obra completa, se denominaban ảμιγείς. Incluso en la biblioteca de Alejandría había una traducción al griego de la Toráh, o Pentateuco, por iniciativa de los Ptolomeos. La Biblia contiene pasajes de destrucción de libros, como el del profeta Jeremías quien dictó sus palabras a Baruc, quien se lo entregó a Judí. Este se lo llevó al rey y lo quemó. Pero para el pueblo de Israel hay una predisposición especial al texto bíblico, y esto ha sido lo que lo ha preservado durante siglos. Para Galicia, nuestro marco geográfico, la Biblia llega con la Cristianización, no debemos de olvidar que en la IRG, hay alguna inscripción en Lugo del nombre de una mujer griega, y son estas comunidades las portadoras del hecho religioso y lo mismo ocurre en Mérida y Córdoba.

La lengua oficial del Imperio era el latín, pero la que usaba el pueblo, sobre todo en la parte oriental, era el griego (κοινή). Las primeras referencias documentales a la Biblias, y sus textos, es la petición del emperador Constantino al obispo Eusebio de Cesarea, al que le solicita 30 ejemplares. Ya para la Hispania bajo romana, nos llegan siglos más tarde, y nos las proporciona Valerio del Bierzo, en el 650, en su carta sobre la vida de Egeria, (c. 380), autora de Peregrinatio ad Loca Sancta. Esta hace testimonio de dos Biblias, la que hay en su monasterio y otra que lleva ella. Egeria hará en esta obra 100 referencias entre el Antiguo y Nuevo Testamento. Esta obra se copiará a lo largo de la Edad Media, y S. Rosendo la tendrá en Celanova y Caaveiro. Curiosamente, este relato periegético nos lleva asociado a otro libro, la bibliotega o bibliotheca, no como espacio, si no como conjunto de libros, que es como se denomina a la Biblia, y así figura en los Cartularios de Celanova, Samos, Sobrado, San Pedro de Montes, etc... De la plena Edad Media se conservan dos biblias miniadas en la Biblioteca Universitaria de Santiago, de los siglos XIII y XIV, y que ambas comienzan con la Carta de S. Jerónimo. Ya en el siglo XVI, en las Constituciones de Mondoñedo del Obispo Caxa, entre las lecturas recomendadas al clero “también la Biblia, ningún cura debe estar sin ella”. Es en este siglo cuando se denomina Vulgata a la edición de la Biblia Latina, que se había configurado en época de Carlomagno. ¿Cuándo nace la Biblia Latina? A mediados del s. III el griego deja de usar en el Occidente del imperio romano, y por ello el cristianismo deja la Biblia griega y comienza a usar versiones latinas traducidas del griego. Es en este siglo cuando aparecen las figuras de S. Agustín, S. Ambrosio y S. Jerónimo. En el s. IV la Vetus Latina, tiene versiones Africana, Italiana e Hispánica. Un original siempre griego, volcado al latín de cada comunidad. Jerónimo será el que con trabajo filológico, su concepto del canon y el valor hebreo revise los libros del Antiguo Testamento y los Evangelios, traduce los Hexaplas de Orígenes (πολύ-γλωσσος la primera “políglota”), y fue la base del texto de la Biblia de Alcuino y la que todos conocemos como Vulgata, la del Papa Sixto en 1592. A partir del s. V, la Vetus Latina entra en decadencia, y se conservan en palimsextos (Catedral y S. Isidoro-León), la primera tiene notas marginales, y está escrito en una compilación de leyes visigodas. A partir de s. VII se copian manuscritos, pero no hay ninguna Biblia completa. Otro libro es el Psalterio, que nos muestra la riqueza de ritos europeos: romano, milanés, mozárabe.

La Biblia de 1581
La Biblia que es Pieza del Mes, se trata de una edición, de Lyon de 1581, que nos mostrará la gran tradición editorial en el país galo. No debemos de olvidar que, el primer libro impreso en Francia en 1470, en la Universidad de La Sorbonne, es la Biblia de V. Gering. Le suceden el Nuevo Testamento Bartolomé Boyer, y la de 1487 en París de Jean de Rély.

La Biblia de 1581, nos lleva al mercado internacional del libro del siglo XVI, uniendo Medina del Campo y Salamanca, con Lyon. La primera era un centro lanero y bibliográfico, e importaba de Thiers papel y naipes, a través del río Loira, y hasta Nantes y desde aquí a Bilbao. El impresor Guillaume Rouillé estaba casado desde 1542, con Magdalena de Portonaris (familia que posee la Compañía de Libreros de Salamanca), lo que facilitaba la llegada a esta

ciudad del libro galo. Con Rouillé, se instaló Pierre Escrich, grabador y tallista parisino, quien en su día trabajó con Bernard Salomon en Lyon, una ciudad libre y tolerante. Salomon hizo Quadrins historiques de la Bible, ilustraciones que acompañan al texto, que nos mostrará el cristianismo reformista en esta ciudad francesa, y esta obra la publicó Jean de Tournes en 1561. Tras la muerte de Salomon, los grabadores se agrupan con Escrich a la cabeza, en el taller de Rouillé, y trataron de imitar a Salomon. Tan bien lo hicieron, que es muy difícil saber cuál es de una mano, o de la otra. En total hay 269 para el Antiguo Testamento y 175 para el Nuevo xilografías. El texto a dos columnas, con notas marginales, bellas cabeceras e iniciales xilografiadas. La portada lleva dos atlantes y el título en gofrado. La profesora Marta de la Mano en su tesis doctoral ha reconstruido las rutas librarias, con gran detalle, desde Lyon a Medina del Campo y Salamanca. Las características bibliográficas que tiene la Biblia que hoy analizamos son: primeramente, la fecha de 1581, comprobamos que es una reedición de la 1563, tiene un privilegio, al comienzo, dado por Carlos IX y firmado en Blois en 1572 prohibiendo imprimir otra Biblia que no sea esta, autorizando sólo a Rouillio, Bibliopola. Es pues un impresor de Biblias, y ésta de 1581, será la anterior, a la que el Papa Sixto V editará en 1590, como texto aprobado en Trento. El ejemplar está incompleto, le faltan algunos grabados, al igual que al grueso de las conservadas en España, por la Inquisición. Además, cuenta este ejemplar con unas notas manuscritas. Es pues un eslabón singular, dentro de la Historia del Libro, esta Biblia de 1581, que desde Lyon nos lleva a Nantes, Medina del Campo, Salamanca y Ourense, poniendo en contacto los temas de Compañías de Libreros, relaciones comerciales, de impresores, transportistas, libreros... y al final de lectores y sus lecturas del siglo XVI.