Curso de iniciación a la Gestión Emocional
Éste va a ser un fin de semana donde el trabajo emocional será profundo y donde veremos otras formas de hacer las cosas que chocaran de lleno con nuestras ideas y creencias. Empujar nuestras mentes y cuestionar los modos de hacer las cosas, buscando nuevas y diferentes maneras, es un reto para todos. A veces esto trae sentimientos difíciles y es importante tenerlo en cuenta a la hora de asistir al taller, porque sin duda, será un taller intenso. Esto nos permitirá integrar en nuestras vidas cambios profundos.
Las emociones contenidas bloquean nuestro pensamiento dificultando la plena expresión de nuestras cualidades humanas (pasión, alegría, vitalidad, curiosidad, seguridad, confianza…). En nuestras vidas pasan cientos de cosas que nos crean sentimientos difíciles, sentimientos que no expresamos y que vamos acumulando poco a poco.
A las personas que nos rodean las pasa lo mismo. A veces intentamos acercarnos a nuestra pareja, nuestra madre, nuestro amigo, a nuestros hijos o cualquiera de esas personas que tanto queremos y no sabemos cómo llegar a ellas. Están como ausentes, o profundamente enfadadas, aisladas, tristes, perdidas, deprimidas, confusas o de esas maneras que sabemos que no son ellas mismas. Intentamos hacer muchas cosas y una vez tras otra ocurre lo mismo. Chocamos continuamente contra un muro, contra sus defensas. Terminamos desesperándonos, sin saber que hacer, sin saber como conectar y conseguir apoyar a esas personas.
Escuchar es precisamente la herramienta que nos va a permitir ayudar a quienes queremos a liberarse de las tensiones y sentimientos contenidos. Esto no es una tarea fácil que se aprenda sin entrenamiento ni conocimientos adecuados. Estamos habituados a evadir estos momentos incómodos, a tratar de resolver rápidamente los conflictos, a dar consejos o a impacientamos. A la mayoría de las personas se nos hace insoportable apoyar procesos emocionales (berrinches, lloros, enfados, crispamientos, agitaciones, espasmos, risas incontroladas, bostezos prolongados, etc.). No los comprendemos y nos asustan. Intentamos calmar, distraer o sencillamente mantenernos lejos a la persona de esas incomodas descargas emocionales.