En la personalidad de Marco Beasley confluyen la bondad y sencillez de su alma napolitana, la alegría de vivir y de hacer música y el deseo de comunicarse con el mundo de la poesía y de la literatura.
En él conviven cualidades muy diversas: la pureza clara e inconfundible de su timbre, una técnica muy particular – fruto del estudio y de la investigación histórica – el gusto por la palabra, sea culta o vulgar, su predisposición natural a comunicarse con el público y su expresividad. Todo esto se traduce en una variedad de tonos y registros, en un enfoque musical que conmueve y en el que la alegría y la irreverencia burlesca, se alternan con la elegía y la soledad, en un diálogo íntimo y lleno de emociones.
Del canto gregoriano a la polifonía, de las frottolas renacentistas a los motetes, del “recitar cantando” a las grandes canciones napolitanas, Marco casi reinventa todos esos géneros en clave moderna. Su voz, su expresividad, su sensibilidad e inspiración, hacen de cada una de sus interpretaciones una novedad, lo que le permite abarcar una enorme gama de géneros musicales.