Es de origen romano aunque fue reconstruido en 1289 con fondos del obispado.
Une la ciudad con el barrio de San Lázaro, donde en la antigüedad había un hospital de leprosos. Debido a su uso constante fue reformado en varias ocasiones.
Aún hoy en día es paso obligado al barrio situado al otro lado, y soporta una gran cantidad de tráfico rodado.