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Scorpions Viveiro
Fecha: 13/07/2018
Horario: 01:00

Concierto de Scorpions dentro del Resurrection Fest 2018, en Viveiro

Concierto de Scorpions dentro del Resurrection Fest 2018, en Viveiro.

Una de las bandas de hard rock más importantes y comerciales de los años 70 y 80 fue Scorpions, grupo que desde Alemania conquistó el mundo con su combinación de exaltadas baladas y fibrosas canciones rock de arrojo guitarrero e intensa factura vocal.

El inicio de Scorpions se fija en la ciudad germana de Hannover, cuando en el año 1969 el cantante y guitarrista rítmico Rudolf Schenker, el guitarra líder Karl-Heinz Follmer, el bajista Lothar Heimberg y el batería Wolfgang Dziony decidieron unir fuerzas y talento musical para formar un conjunto con influencias de los Yardbirds, Deep Purple, Spooky Tooth, Cream, Jimi Hendrix o los Rolling Stones.

En 1971, entusiasmados con los sonidos que están desarrollando bandas como Led Zeppelin o Black Sabbath, se integran en la formación el hermano menor de Rudolf, Michael Schenker, quien sustituyó a Follmer, y Klaus Meine, cantante y compañero de Michael en el grupo The Copernicus.

En 1972, tras ser descubiertos por el productor Conny Plank, grabaron el LP “Lonesome Crow” (1972), proyectado en principio como banda sonora de una película. Este álbum es un estupendo e infravalorado debut rock con elementos blues y jazz en canciones de gran talla como “Action”, “It All Depends” o “Lonesome Crow”, temas que ponían de manifiesto las habilidades en las seis cuerdas de Michael Schenker, quien dejó a los Scorpions tras la grabación de este disco para integrarse en UFO, banda británica que ya había conquistado el éxito y que tentó al joven instrumentista cuando la banda de Hannover estaba girando con ellos como teloneros.

El sustituto de Schenker fue Uli Jon Roth, un guitarrista muy influenciado por Hendrix con el que grabaron “Fly To The Rainbow” (1974). En este disco, producido por Frank Bornemann (miembro del grupo Eloy), también intervinieron el bajista Francis Buchholz y el batería Jurgen Rosenthal, quienes reemplazaron a Heimberg y Dziony, tras el abandono de éstos. “Speedy’s Coming”, “Drifting Sun” o “They Need a Million” son algunos de los mejores pasajes de este segundo disco grande de la banda alemana que desarrollaba su hard rock melódico de alto voltaje.

Para la grabación de “In Trance” (1975), el primer LP producido por Dieter Dierks, pieza clave en el éxito mundial del grupo, se produjo un nuevo cambio en la formación, ocupando el puesto en las baquetas Rudy Lenners. El disco es uno de los mejores esfuerzos de Scorpions, con fenomenales temas enérgicos como “Robot Man” o espléndidas baladas como la que da título al álbum.

“Virgin Killer” (1976), con temas como “Catch Your Train” o “Backstage Queen”, confirmó el poderío comercial de Scorpions en Europa y, sobre todo, en Japón.

“Taken By Force” (1977) presentó al nuevo batería Herman Rarebell y canciones estupendas como “We’ll Burn The Sky” o “I’ve Got To Be Free”. El disco fue muy bien acogido entre sus fans pero a Roth no le entusiasmaba los derroteros sonoros de la banda, y tras la gira japonesa de 1978, abandonó el grupo para formar Electric Sun. Su capacidad en la guitarra se puede apreciar en el esencial directo “Tokyo Tapes” (1978).

Michael Schenker, por su parte, debido a su carácter conflictivo que le provocaba reyertas con Phil Mogg (vocalista de UFO) y su exceso en el consumo de alcohol, abandonó la banda inglesa y regresó a Scorpions para colaborar en “Lovedrive” (1979), LP en el que también tocaba el reemplazo de Roth, Matthias Jabs.

El sonido rockero de Scorpions se volvió más melódico con Jabs y con ello la futura conquista del jugoso mercado estadounidense que censuró la portada original del disco. En ese año giraron por primera vez por el país norteamericano, tocando junto a AC/DC o Ted Nugent.

Tras la marcha de Michael Schenker para formar The Michael Schenker Group, Scorpions grabaron “Animal Magnetism” (1980), el primer disco con ventas significativas en los Estados Unidos que incluye las sensacionales “The Zoo” y “Make It Real”.

Estos buenos resultados comerciales fueron superados con creces por “Blackout” (1982), disco histórico para la banda publicado tras la operación en las cuerdas vocales de Klaus Meine, quien había perdido la voz tras una importante serie de conciertos. Este LP supuso la entrada definitiva de Scorpions en las radios comerciales estadounidenses gracias a temas como “No One Like You”, “Dynamite” o “Blackout”.

“Love At First Sting” (1984) consiguió convertir al grupo germano en una de las bandas más populares del hard rock. Temas como “Rock You Like a Hurricane”o la recordada balada “Still Loving You” sonaron incansablemente en las emisoras radiofónicas de todo el planeta. Junto a esos clásicos, otras vibrantes canciones como “Bad Boys Running Wild” o “Big City Nights” forman parte de uno de los mejores discos de su carrera.

Junto a sus trabajos en estudio, sus actuaciones en vivo eran seguidas de forma multitudinaria, lo que les llevó a publicar su segundo doble en directo, titulado “World Wide Live” (1985).

Tras un período de retiro en estudio, regresaron con “Savage Amusement” (1988), disco que contiene la balada “Rhythm Of Love”. Este trabajo obtuvo un buen rendimiento comercial pero palidece en comparación con sus obras anteriores.

El mismo año de la publicación del álbum “Savage Amusement”, los Scorpions actuaron con gran éxito en la URSS, siendo la primera banda de rock occidental en tocar en tierra soviética.

En el año 1989 cayó el muro de Berlín y en 1990 Scorpions editaron el LP “Crazy World” (1990), disco co-producido por Keith Olsen (colaborador de Whitesnake, The Babys, Pat Benatar, Foreigner o Fleetwood Mac) que incluye uno de sus grandes éxitos, la balada con comentario político-social “Wind Of Change”. El single alcanzó el número 1 en todo el mundo.

Posteriormente, publicaron trabajos menores como “Face The Heat” (1993), un LP en el que ya no estaba el el bajista Francis Buchholz, que fue reemplazado por Ralph Riekermann, el directo “Live Bites” (1995), “Pure Instinct” (1996) y “Eye To Eye” (1999), últimos dos discos que ya no contaron con la presencia del batería Herman Rarebell (sustituido por Curt Cress y James Kottak) ni con el palpitante sonido de sus mejores trabajos en décadas pretéritas.

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