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Localidad: A Coruña
Fecha: 24/03/2018
Horario: 20:30 a 20:30

Concierto de Luz Casal en A Coruña

Concierto de Luz Casal en A Coruña.

Su primer álbum, homónimo y sostenido por el rock, vio la luz en 1982. Destacaban temas como Ciudad sin ley y No aguanto más, de sonidos hasta entonces inéditos en el panorama musical español. Una canción de amor, Eres tú, se diferenciaba del resto y vislumbraba una versatilidad que un par de años más tarde se fortalecería con la aparición de su segundo disco, Los ojos del gato. Cortes como Detrás de tu mirada y Tengo bastante pronto hicieron preguntarse a muchos por aquella mujer que había conseguido conquistar una marcada individualidad en un género que aceptaba todavía con reticencias a las mujeres, no digamos ya solistas. Luz desplegaba su carácter sorteando el victimismo y creciéndose ante adversidades, retos y prejuicios. Llevaba ya a sus espaldas dos discos como intérprete y compositora y una de las giras más célebres que España recuerda, El Rock de una Noche de Verano, junto a Leño y Miguel Ríos.

En 1985 publicó Luz III, en el que colaboraban, entre otros, Antonio Vega, John Parsons, Santiago Auserón y Carmen Santonja. Rufino y Hechizado trajeron un éxito popular que se ampliaría con Quiéreme aunque te duela, editado en 1987. El álbum, que contenía temas como A cada paso y Un día marrón, cerraba una etapa en la trayectoria de Luz, que cambiaría de sello discográfico y no volvería a contar con la producción de Carlos Narea, como había ocurrido en los cuatro primeros discos.

Ya en 1989 y bajo la batuta de Paco Trinidad se editó Luz V, con temas como Loca, Te dejé marchar y No me importa nada, con una repercusión de tal calibre que nadie dudaba ya de que Luz era la solista española por excelencia. Fue entonces cuando se atrevió a aceptar la proposición de Pedro Almodóvar, que le ofreció interpretar dos canciones en su nueva película, Tacones lejanos. Se trataba de un bolero de Agustín Lara, Piensa en mí, y de la adaptación de una canción de Mina, Un año de amor. Aquellos temas supusieron un punto de inflexión en la carrera de Luz. Comenzaba, además, su éxito en Francia, que se sumaba a la aceptación que ya tenía en América del Sur, corroborado en festivales como el organizado por Amnistía Internacional en Chile en 1991. Ese mismo año publicó A contraluz, un disco decisivo que evidenciaba la esencia rockera de Luz y que además de los temas incluidos en Tacones lejanos contenía canciones como Es por ti, Un pedazo de cielo, Tal para cual o Es mejor que te vayas. Luz asimiló el éxito y conjugó su ambición musical con la necesidad de huir del escaparate mediático.

El séptimo disco se haría esperar cuatro años y se materializaría en 1995 bajo el título Como la flor prometida. Una hermosa canción que sirvió a Luz de bálsamo ante la muerte de su padre, Entre mis recuerdos, prologaba un nuevo éxito refrendado por temas como Lo eres todo, Besaré el suelo, Vengo del norte y Plantado en mi cabeza. Un recopilatorio que resultó multiplatino en ventas calmaría la expectación que provocó la ausencia musical de Luz durante los cinco años que tardó en publicar Un mar de confianza, que aterrizó en el año 2000 en mitad de un panorama musical y discográfico confuso que había cambiado sustancialmente desde su anterior trabajo. Mi confianza fue la carta de presentación del nuevo disco de una Luz más serena y honda, repleta de matices. Crítica y público aplaudieron el tema y acogieron con entusiasmo el resto de canciones. El éxito en Francia se corroboró con un lleno absoluto en el concierto que Luz ofreció en el mítico teatro Olympia de París, por cuyas tablas han pasado desde Édith Piaf hasta The Rolling Stones.

En 2002 se editó Con otra mirada, del que se extrajeron tres singles: Ni tú ni yo, Dame un beso y A veces un cielo. Luz se dedicó a reforzar su carrera internacional, que se extiende más allá de las fronteras galas, en países como Grecia o Bélgica. Sencilla alegría, publicado en 2004, es el décimo título de su discografía. Un nuevo día brillará sumó un nuevo éxito en la carrera de Luz, que alcanza niveles altísimos en la composición, como demuestran Mi memoria es agua o Para un cínico. Continuó su relación con el cine y, tras ganar junto a Pablo Guerrero el Goya a la mejor canción por el tema que compusieron para la película El bosque animado, Alejandro Amenábar incluye su versión de Negra sombra, el hermoso poema de Rosalía de Castro, en la oscarizada Mar adentro.

Cuando en 2007 un cáncer de mama interrumpió la gira de Sencilla alegría, Luz, empujada por la fuerza que la caracteriza, combinó el tratamiento con la preparación de un nuevo disco. Comenzó a componer, a escribir, a reunirse con los músicos y el productor, un viejo conocido, Paco Trinidad. Apenas nueve meses después reaparecía con Vida tóxica, un trabajo complejo y poético del que Luz extrajo como primer single toda una declaración de intenciones y la mejor respuesta para todos aquellos que se preguntaban cómo se encontraba después de la enfermedad, Sé feliz, en cuyos primeros versos canta:

Si la soledad te enferma el alma,
si el invierno llega a tu ventana,
no te abandones a la calma
con la herida abierta;
mejor olvidas y comienzas una vida nueva.

Decidida a no ir nada más que hasta el fondo, la actitud musical de Luz siempre se ha caracterizado por la búsqueda constante, una búsqueda imprecisa y seguramente perpetua que le ha llevado a aventurarse en proyectos de una diversidad tan amplia como su capacidad interpretativa. Por eso, y saldando una deuda de casi veinte años tras la grabación de Piensa en mí, en 2009 Luz publicó La pasión, un sentido homenaje a la música hispanoamericana, de la que rescató doce canciones que interpreta desde la emoción y el respeto, no actualizando los temas, sino recreando el ambiente en el que fueron concebidos. Producido por Renaud Letang, el disco contó con músicos de la talla de Alex Acuña o Luis Conte, que han trabajado, entre otros, con Ella Fitzgerald, Paul McCartney  o Ray Charles. La nómina de colaboradores de lujo de los que Luz se rodeó continúa con el reconocido arreglista Eumir Deodato y con el fotógrafo de modas Jean-Baptiste Mondino, encargado de la portada del álbum.

En 2011, y tras superar de nuevo el zarpazo del cáncer, Luz comenzó una gira internacional que la llevó por escenarios de medio mundo, desde Pekín hasta Montreal. Un año después puso en marcha una idea mascada desde hacía años: levantar un festival de música en Boimorto, la aldea gallega donde nació. El Festival de la Luz, como así se llama, va por su segunda edición y tiene carácter benéfico; la recaudación íntegra de la taquilla ha sido destinada a la Asociación Española contra el Cáncer (2012) y al Banco de Alimentos (2013).

Los últimos años han supuesto una vertiginosa sucesión de reconocimientos. Al Premio Rolling Stone por una vida dedicada al rock, el Grammy Latino honorífico o la Medalla de las Artes de Francia se suma ahora el Premio Nacional de Músicas Actuales. «Con su calidez y una voz que se graba en la memoria ha recorrido un camino fértil que ha llegado a públicos diversos y a diferentes generaciones», destacaba el jurado en su fallo.

En 2013, tras seis años sin publicar material inédito, Luz reaparece con doble disco. En este nuevo trabajo, titulado Almas gemelas en España y Alma en el resto del mundo, Luz se presenta proteica y tentacular, capaz de asimilar sonidos nuevos e intimistas sin relegar el rock más esencial. El álbum se publicará a la vez en dos ediciones, una compuesta por diez canciones en español y otra a la que se sumarán los siete temas que ha grabado en francés, portugués e italiano para su publicación mundial, consecuencia de su asentado éxito internacional. Realizado en los históricos estudios EastWest de Los Ángeles, este nuevo trabajo incluye una composición original de Vangelis y adaptaciones de temas escritos por Luigi Tenco, Benjamin Biolay o Antonio Carlos Jobim.

En español o en otros idiomas, bajo metáforas poéticas o con letras urbanas y actuales, Luz presenta un ramillete de canciones crudas y hermosas, siempre descargadas de prejuicios. Su voz se pasea entre la cadencia de la bossa y la electricidad del rock and roll, se acerca a la ranchera y exprime como ninguna otra la capacidad dramática de las baladas. Luz vuelve a demostrar así que su presencia escénica y su magisterio interpretativo, desde la altura de una de las trayectorias más sólidas de la música europea, no permiten etiquetas porque todas sus caras están enraizadas en un mismo tronco. Como almas gemelas.